GOLD COAST: Coachsurfing en familia, playa y paseos a caballo.
Desde el aeropuerto de Taipei salimos rumbo a Nueva Zelanda haciendo varias etapas, con el fin de disminuir las horas de vuelo y buscar la opción más económica, así que desde nos dirigimos a Kuala Lumpur donde paramos un día, desde allí tomaríamos un vuelo a Gold Coast, Australia.
La famosa compañía Air Asia fue la elección elegida, no hay comida, ni mantas, hace muchísimo frío y los asientos no reservados siempre están separados incluso viajando con niños, conviene valorar estos factores si se quiere volar con poco presupuesto, y decir que la compañía oferta asientos en zona quiet siempre lejos de donde van sentados niños.
A las 6 de la mañana aterrizamos en el diminuto aeropuerto de Cold Coast, costa central de Australia, allí íbamos a estar una semana antes de volar a Nueva Zelanda.
Era la primera vez que visitábamos el país con niños, sin ellos ya lo visitamos hace ocho años, así que temas como los duros controles en las aduanas de este país ya los conocíamos, esperaramos más de una hora de cola para conseguir el sello de entrada no se apiadaron de registrar nuestras maletas sacando completamente todo con algún comentario un poco fuera de lugar.
La primera impresión de mi hija mayor, con cinco años al llegar fue un poco desconcertante, después de entender donde se situaba el país se esperaba gente con rasgos polinesios, un idioma propio y un ambiente mas isleño, pero la realidad complicada para explicarle a ella, se encontró con gente con rasgos europeos, que hablaban inglés y era lo mas parecido a donde vivimos que lo visto anteriormente.
Después de tomar el autobús número 30 con las indicaciones de nuestros anfitriones, nos parábamos en un centro comercial, la gente, los modos, la cultura todo era un contraste después de venir de Japón y Taiwán, a la vez era como volver a nuestro país, poder adquirir en las tiendas productos que tanto tiempo no habíamos encontrado, la misma sensación de alegría por recuperar cosas que echábamos de menos con la tristeza de un mundo tan materializado por el consumismo que no habíamos encontrado hasta ahora.
Después de siete horas esperando allí y con unas cuantas llamadas sin noticias de nuestros anfitriones nos decidimos coger un taxi y llegar a la dirección que teníamos, era solo una calle sin numero así que el taxista se pensaba que era una broma, dos adultos, dos niños y unas cuantas maletas íbamos a un sitio que no conocíamos, pero si el nombre de nuestro anfitrión.
Cuando llegamos a la dirección teníamos algunas indicaciones de que teníamos que utilizar una escalera lateral y que podíamos aparcar en la calle, esto es lo que dijimos al taxista cuando llegamos, así, preguntando a un vecino nos comentó que no conocía nadie por ese nombre, así que la cara del taxista fue de chiste, justo en el momento que nos plantábamos en la calle con las maletas apareció una mujer desde un coche diciendo hello, entonces taxista y nosotros retomamos miradas como que existía algo…
Pues era Haley el contacto en Gold Coast, que al decir lo de la dirección os comentó que faltaba el número de la calle, y referente a las llamadas que el numero estaba equivocado, ante todo ellos nos ofrecían su casa así que esto fueron cosas secundarias en el tiempo.
Haley y Michael tenían un hijo de dos años llamado Antonio, Dhara disfrutó esos días con él, desde la casa conocimos la playa de Palm Beach , una especie de estuario perfecto para el baño de los peques, numerosas rutas para andar, surfear como infinidad de parques y barbacoas con cobertizos para hacer picnic.
Todos los sitios que conocimos llegamos andando así que, no pudimos abarcar mucho, conocimos el Currumbin wildlife santuary un lugar especial para los pequeños ya que se pueden ver cantidad de koalas, demonios de Tasmania, dar de comer a loros , tocar canguros, subir en un tren en miniatura, ver cocodrilos gigantes y gran cantidad de cosas.
Tuvimos suerte con la vecina de Haley y Michel, Maleine que nos llevó a ver su caballo y nos dimos unas vueltas, para Dhara fue algo mágico.
Esto fue un poco Gold Coast, tranquilidad, adentrarnos en la cultura occidental y vida en familia, cocina y ahora rumbo a Nueva Zelanda donde estaremos tres meses!